miércoles, 18 de diciembre de 2013

Alrededores de Villamediana

Ayer por la tarde se me presentaban pocas opciones en casa, con lo cual decidí sustituir la televisión (Castle, del que ya echan muchos de los capítulos repetidos) por algo de deporte.
Nacho me había preguntado un par de horas antes si me apetecía montar en bici, y la verdad es que en un principio, con el frío que hacía, no me apetecía demasiado cambiarme de ropa y salir a "la intemperie", pero de repente me cambió el chip, y decidí que había que agradecer el que no lloviera.
Así que abrigándome y bajando a por la bicicleta, nos dispusimos a salir de Villamediana a explorar los alrededores.
No sabía muy bien hacia dónde íbamos a dirigirnos. En un principio ni siquiera sabía si íbamos a ir por carretera o por el contrario tomar caminos, o sendas. Para ser la primera vez en muchos meses en que me decidía a montar en bicicleta, no quería tampoco arrepentirme el primer día y volver a dejarla en el trastero otros tantos meses.
Nos decidimos por una serie de caminos semiasfaltados que rodeaban el lado este de Villamediana, tomando en un principio los que nos llevarían hacia Murillo del Río Leza, pero al estar a falta de poco tiempo para la puesta de sol, nos dimos la vuelta antes de llegar a ese pueblo.

Al terminar la carretera asfaltada nos metimos por caminos bastante fáciles, en los que de vez en cuando nos esperaba una subida algo exigente. Para alguien como yo, que llevaba tanto tiempo sin hacer ese tipo de esfuerzo, la primera subida se me hizo demasiado larga y tuve que parar faltándome 20 metros para el final de la misma, teniendo que subir haciendo "intermitencia", o dicho de otra forma, con la bici en la mano.

Llegados al final de una intersección, y debido a la posibilidad de que nos oscureciera antes de volver, nos decidimos por realizar la ruta circular sin llegar a Murillo de Río Leza.
En un trecho, Nacho decidió enseñarme cómo se realizaba un descenso por camino de gravilla (aunque yo veía pedruscos por todas partes), y poco a poco fui venciendo el miedo a caerme y comencé a disfrutar del placer de estar sobre la mountain bike.
Nos cruzamos con un coche de policía que estaba amonestando a una vecina por llevar los perros sueltos (no conozco muy bien la legislación acerca de cómo llevar a esos animales por vías públicas sin asfaltar, pero según parece no estaba haciendo algo correctamente. Más adelante también nos cruzamos con otros ciclistas, en grupeta, que disfrutaban del mismo camino pero en sentido contrario.
Y terminamos con una subida en la que regulé muy bien, y terminé sin tener que hacer de nuevo la "intermitencia", con lo cual fue una subida de autoestima.


Justo antes de llegar de nuevo a Villamediana, por la zona de las bodegas, encontramos una señalización algo incongruente de paso de ferrocarril, debido a que allí no pasa ningún tren y no han existido vías para ese cometido. Supongo que seguramente algún paisano puede haberlas colocado para realizar la limitación de su parcela.

Llegamos a Villamediana, y aún no había anochecido; por lo tanto, ruta más o menos fácil, de "verano azul" para Nacho, de piedrecillas cabroncetas para mí. Con lo cual, ruta corta pero para mí bonita.

¡¡Hasta la próxima!!



4 comentarios:

  1. ¡Me encanta, Gemilla! Esa es mi Gemi. Oye, entonces, cuando vaya a veros ¿me llevo la MTB?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, por supuesto!!! Con la MTB hay muchas rutas; a ver si me voy poniendo a tono para estar a tu altura.

      Eliminar
  2. Agradable relato, sobre todo que terminaste motivada. Sigue asi...

    ResponderEliminar