El domingo día 9 de marzo nos reunimos de nuevo un grupo nutrido de senderistas para poder pasar un día agradable de senderismo.
En esta ocasión nos acercamos al Mirador de Soto. Tuvimos la suerte de que en el Mirador había un hombre con su telescopio para poder ver el nido de un buitre, con la hembra anidando. El buen hombre nos estuvo dando una sesión magistral acerca de la vida y costumbres de los buitres, que nos resultó muy fructífera, además de dejarnos mirar a través de ese telescopio.
Una vez que todos estuvimos preparados para iniciar la marcha, tomamos el camino, muy bien indicado, para llegar a Soto en Cameros.
Una vez en el pueblo, tras pasar el puente sobre el río Leza, estuvimos recorriendo sus calles, viendo casas de nueva construcción conviviendo junto a edificaciones restauradas, lo que le da al pueblo un ambiente rural y tranquilo.
Tras unas cuantas calles de subida pronunciada, llegamos a la Ermita de la Virgen del Cortijo, rodeada por una bella extensión de césped y con unas vistas impresionantes del entorno. Dentro de la Ermita, pudimos admirar el retablo dedicado a la Virgen del Cortijo, aunque separado del peregrino mediante una verja.
Siguiendo el camino, comenzamos a recorrer el sendero de la Peña de la Mora, con un par de zonas marcadas con huellas en las ignitas a lo largo del camino. En el primer punto de huellas, sí que percibimos dos de ellas impresas en la piedra.
Más adelante, encontramos una indicación de huellas de dinosaurio, pero nos lo creímos sólo por la indicación, debido a que en cualquier otro sitio nos hubiera parecido un montón de agujeros excavados en el suelo.
Tras un picnic al lado de estas huellas y con una vista del cañón del Leza impresionante, por decisión mayoritaria, en vez de volver a Soto y subir por Trevijano, continuamos con el sendero, para rodear el monte Cucurucha. El sendero en un principio aparece bien indicado, hasta bajar al arroyo de Mudarra, donde los componentes masculinos del grupo decidieron ir abriendo la marcha y estuvimos un buen rato buscando continuación de la ruta. De agradecer es que una "chica de ciudad" como Mercedes tuviera buen ojo, no sólo en este punto, sino en cada uno de los desvíos que resultaban difíciles de encontrar.
Subiendo hacia la cima del monte Cucurucha, divisamos una fuente donde paramos a descansar y recuperar fuerzas.
Una vez en lo alto del monte, sólo quedaba disfrutar del paisaje y comenzar de nuevo la bajada hacia Soto, no sin antes volver a perder el sendero y reencontrarlo de nuevo. Antes de ello, foto en la zona de los antiguos Corrales de Zorraquin.
Ya en Soto, volvemos por el mismo sendero que al comienzo del día nos
llevó desde el Mirador de Soto hasta el pueblo, donde tras unos
estiramientos, volvemos a Villamediana en coche y nos tomamos un par de
pinchos para terminar bien la tarde.
Un saludo a todos y espero que la próxima vez la ruta que pensábamos realizar la llevemos hasta el final, jeje.




















































